
"Lo tenía todo preparado", explica, "me fui a Madrid con un amigo, estuve en una corrida previa estudiando por dónde saltar y calculando el momento exacto".
"la muleta oculta en la pierna para que no sospechasen mis intenciones", se lanzó a la arena cuando el segundo astado acababa de ser devuelto a los corrales. "En el arte de la lidia, cuando sucede esto, el toro no tiene dueño y no se le falta al diestro que iba a torearlo".
Viva la Constitución rezaba el mensaje que había escrito con cinta adhesiva en el haz de la tela roja. Nobel Paz para el Rey se podía leer cuando, al girar, Antonio dejaba a la vista el envés de la muleta. "Y en una esquinita, llevaba también el puño y la rosa del Partido Socialista, del que era militante desde el principio", cuenta el espontáneo.
Antonio guarda aun la muleta que le fue confiscada y que pretendia hacer llegar al Rey.
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