lunes, 24 de mayo de 2010

PERRO CABESTRERO

En los sanfermines de 1958 el 12 de julio, un toro devuelto no quiso entrar en los corrales. No pudieron hacerlo pasar por la puerta de toriles ni los capotes de Chamaco y Ordóñez, ni la arriesgada labor de los pastores, ni los mansos. La prensa comentó así el suceso:


Habían transcurrido unos quince minutos en esta situación (brega de toreros, pastores y cabestros), y entonces ocurrió algo curioso y nuevo en la plaza. Un pastor sacó a su perro de campo, un perro pequeño, de esos acostumbrados a guardar ganado, y ante el asombro y la admiración de la muchedumbre que llenaba la plaza, el simpático chucho emprendió un tenaz y enérgico asedio al toro, mordiéndole en el rabo, en las patas y hasta en el hocico, hasta que el bicho penetró en los corrales seguido por el perro; al cual se le hizo dar la vuelta al ruedo entre las ovaciones de los espectadores.

El perro se llamaba “Ortega” y era del pastor Esteban Irisarri. El burel era de D. Eduardo Miura y se llamaba “Estribero”.

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